martes, 3 de mayo de 2011

De san Silvestres y medias maratones.

          En esta vuelta al atletismo descubrí las nuevas prendas que se utilizan ahora para correr. Las mallas de lycra, las camisetas técnicas, unas zapatillas superligeras y superamortiguadas, en fin nada que ver con lo que yo utilizaba hace veintitantos años.
         Aquí estaba, equipado, dispuesto y decidido a afrontar retos insospechados hasta hacía poco.
          Intentaba salir a entrenar todas las tardes que podía, cada vez más tiempo, cada vez más lejos. Adquirir fondo suficiente era el primer objetivo. Para ello intentaba acumular kilómetros, aunque mi ritmo aun era muy lento, al menos lograba resistir entrenamientos largos y poco a poco iba disfrutando más y más de estas salidas de los domingos.
          Seguíamos participando en la Liga de Cross y nos sentíamos orgullosos de terminar la prueba, aunque fuera de cualquier manera, pero el ambiente era fenomenal y Carlos y yo nos íbamos encontrando mejor a cada prueba que pasaba.
          Mi primer objetivo era participar en la San Silvestre salmantina del 2008, pero aquí me sobrevino mi primera lesión en esta segunda etapa atlética. Lo más curioso de todo es que no fue a causa del entrenamiento, sino a causa del trabajo. Sufrí una contractura en los isquiotibiales de la pierna derecha, lo que me impidió participar en la San Silvestre de este año, algo que me cabreó bastante.
          Tenía verdadero interés en participar en esta prueba. Llevo muchos años colaborando con los amigos que organizan la San Silvestre de Salamanca. De tanto ver a la gente que participaba en esta fiesta atlética me entraban unas enormes ganas de salir corriendo también, pero no estaba preparado para ello. Pero ahora que había vuelto al mundo del atletismo, me frustraba muchísimo no poder hacerlo, así que me resigné y esperé que la recuperación no fuera muy la larga. Algo que no fue tal.
          Otra cosa que descubrí es que tu cuerpo no funciona igual que cuando tienes 21 años, a esta edad una lesión no se recupera igual, así que hay que armarse de paciencia y tener mucha tranquilidad, si te precipitas en la recuperación puede ser peor, de esta manera,  aprendiendo sobre la marcha vas superando las dificultades que se presentan.
          Después de un tiempo, nada corto, volví a los entrenamientos y comencé a sentirme realmente bien, mis salidas resultaban muy satisfactorias y me creía capaz de más retos.
          De esta manera nos fuimos animando y nuestros objetivos aumentaban, bueno en realidad era Amador el que nos los "sugería" y así fue como  llegó nuestra primera media, la de Zamora.
          Con la mirada puesta en Zamora nos aplicamos en nuestros entrenamientos y sin saber muy bien cómo se nos llegó la fecha y allí nos presentamos Charly y yo, con Amador como maestro de ceremonias. Dos vueltas a un circuito con algunas subidas, que transcurría por el centro histórico artístico de la ciudad y con salida y llegada en las pistas del polideportivo de la ciudad.
         He de decir que, para mi resultó mejor de lo que esperaba, pensé que 21 km iban a resultar excesivos, no teníamos referencia de tal distancia ni sensaciones ni ritmo de carrera, en fin, muchos interrogantes que aquel día desvelamos los 2 juntos. Nos lo tomamos con calma, el objetivo principal era terminar y aquello nos volvió prudentes, por lo tanto adoptamos un ritmo cómodo y fuimos dejando que pasaran los kms mientras vivíamos sensaciones desconocidas. Carlos, aun más prudente que yo vigilaba su pulsómetro mientras que yo dejé de mirarlo cuando vi que, por interferencia con los de los demás corredores, marcaba 240 y 248 pulsaciones por minuto (es lo que tiene adquirir un pulsómetro en el Lidl, ¿qué queréis? !estaba de oferta¡) Así que me dije y le dije a Carlos, "si con estas pulsaciones no me he muerto malo ha de ser que no llegue a la meta" y nos reímos un rato.
          Yo, a veces, me dejaba ir por la emoción de la competición, recordando viejas gestas, y me alejaba un poco de Carlos, aunque regresaba a su lado y volvíamos a rodar tranquilos, teníamos nuestro ritmo de 5´05´ - 5´10´´ el km. A mi me emocionaba el ambiente y me encontraba a gusto corriendo a aquel ritmo, estaba claro que la íbamos a acabar y había que disfrutar de ello. La gente animándote, los avituallamientos (Amador dixit: "Bebed siempre, en todos los avituallamientos, aunque no tengáis sed, a traguitos cortos y llevad la botella durante casi un km"), el ambiente, la competición, muchas cosas que te pasan por la cabeza mientras, zancada tras zancada, te acercas a un objetivo.
         Euforia, esa es la palabra, se apoderaba de mi, me elevaba y me llevaba hacía la meta, me sentía contento y lleno de energía. De esta manera llegamos al final de la media maratón, Carlos y yo entramos juntos, hicimos 1h 49m 5s, un tiempo que nos importo poco en comparación con la enorme satisfacción de haber sido capaces de finalizar los algo más de 21 km de la carrera. ¡Nuestra primera media maratón! ¡Que felicidad! ¡Que agujetas! ¿Eh Charly?