En esta vuelta al atletismo descubrí las nuevas prendas que se utilizan ahora para correr. Las mallas de lycra, las camisetas técnicas, unas zapatillas superligeras y superamortiguadas, en fin nada que ver con lo que yo utilizaba hace veintitantos años.
Aquí estaba, equipado, dispuesto y decidido a afrontar retos insospechados hasta hacía poco.
Intentaba salir a entrenar todas las tardes que podía, cada vez más tiempo, cada vez más lejos. Adquirir fondo suficiente era el primer objetivo. Para ello intentaba acumular kilómetros, aunque mi ritmo aun era muy lento, al menos lograba resistir entrenamientos largos y poco a poco iba disfrutando más y más de estas salidas de los domingos.
Seguíamos participando en la Liga de Cross y nos sentíamos orgullosos de terminar la prueba, aunque fuera de cualquier manera, pero el ambiente era fenomenal y Carlos y yo nos íbamos encontrando mejor a cada prueba que pasaba.
Mi primer objetivo era participar en la San Silvestre salmantina del 2008, pero aquí me sobrevino mi primera lesión en esta segunda etapa atlética. Lo más curioso de todo es que no fue a causa del entrenamiento, sino a causa del trabajo. Sufrí una contractura en los isquiotibiales de la pierna derecha, lo que me impidió participar en la San Silvestre de este año, algo que me cabreó bastante.
Tenía verdadero interés en participar en esta prueba. Llevo muchos años colaborando con los amigos que organizan la San Silvestre de Salamanca. De tanto ver a la gente que participaba en esta fiesta atlética me entraban unas enormes ganas de salir corriendo también, pero no estaba preparado para ello. Pero ahora que había vuelto al mundo del atletismo, me frustraba muchísimo no poder hacerlo, así que me resigné y esperé que la recuperación no fuera muy la larga. Algo que no fue tal.
Otra cosa que descubrí es que tu cuerpo no funciona igual que cuando tienes 21 años, a esta edad una lesión no se recupera igual, así que hay que armarse de paciencia y tener mucha tranquilidad, si te precipitas en la recuperación puede ser peor, de esta manera, aprendiendo sobre la marcha vas superando las dificultades que se presentan.
Después de un tiempo, nada corto, volví a los entrenamientos y comencé a sentirme realmente bien, mis salidas resultaban muy satisfactorias y me creía capaz de más retos.
De esta manera nos fuimos animando y nuestros objetivos aumentaban, bueno en realidad era Amador el que nos los "sugería" y así fue como llegó nuestra primera media, la de Zamora.
Con la mirada puesta en Zamora nos aplicamos en nuestros entrenamientos y sin saber muy bien cómo se nos llegó la fecha y allí nos presentamos Charly y yo, con Amador como maestro de ceremonias. Dos vueltas a un circuito con algunas subidas, que transcurría por el centro histórico artístico de la ciudad y con salida y llegada en las pistas del polideportivo de la ciudad.
He de decir que, para mi resultó mejor de lo que esperaba, pensé que 21 km iban a resultar excesivos, no teníamos referencia de tal distancia ni sensaciones ni ritmo de carrera, en fin, muchos interrogantes que aquel día desvelamos los 2 juntos. Nos lo tomamos con calma, el objetivo principal era terminar y aquello nos volvió prudentes, por lo tanto adoptamos un ritmo cómodo y fuimos dejando que pasaran los kms mientras vivíamos sensaciones desconocidas. Carlos, aun más prudente que yo vigilaba su pulsómetro mientras que yo dejé de mirarlo cuando vi que, por interferencia con los de los demás corredores, marcaba 240 y 248 pulsaciones por minuto (es lo que tiene adquirir un pulsómetro en el Lidl, ¿qué queréis? !estaba de oferta¡) Así que me dije y le dije a Carlos, "si con estas pulsaciones no me he muerto malo ha de ser que no llegue a la meta" y nos reímos un rato.
Yo, a veces, me dejaba ir por la emoción de la competición, recordando viejas gestas, y me alejaba un poco de Carlos, aunque regresaba a su lado y volvíamos a rodar tranquilos, teníamos nuestro ritmo de 5´05´ - 5´10´´ el km. A mi me emocionaba el ambiente y me encontraba a gusto corriendo a aquel ritmo, estaba claro que la íbamos a acabar y había que disfrutar de ello. La gente animándote, los avituallamientos (Amador dixit: "Bebed siempre, en todos los avituallamientos, aunque no tengáis sed, a traguitos cortos y llevad la botella durante casi un km"), el ambiente, la competición, muchas cosas que te pasan por la cabeza mientras, zancada tras zancada, te acercas a un objetivo.
Euforia, esa es la palabra, se apoderaba de mi, me elevaba y me llevaba hacía la meta, me sentía contento y lleno de energía. De esta manera llegamos al final de la media maratón, Carlos y yo entramos juntos, hicimos 1h 49m 5s, un tiempo que nos importo poco en comparación con la enorme satisfacción de haber sido capaces de finalizar los algo más de 21 km de la carrera. ¡Nuestra primera media maratón! ¡Que felicidad! ¡Que agujetas! ¿Eh Charly?
¿Por qué corro si no tengo miedo?
martes, 3 de mayo de 2011
jueves, 28 de abril de 2011
De cómo encontré cómplices y demás.
Una vez que pude aguantar 3 salidas a la semana, comencé a sentir que podía con más carga de kilómetros y de días. En ello hubo 2 personas que aportaron mucho, una de ellas fue mi amigo Amador, el fue quién, sabiendo de mi pasado atlético, me animaba a que subiera los domingos a la rotonda del Paseo del Rollo a las 10 h para entrenar con un grupo de atletas veteranos. Amador, con toda su buena voluntad, me lo intentaba pintar lo mejor posible, pero aún estaba muy verde. Era un grupo hecho tiempo atrás, donde hay gente que lleva ya mucho tiempo entrenando y acostumbrados a correr medias maratones y maratones en diversos lugares, no solo de la geografía española.
Un rato muy agradable, en el que se charlaba, reía y se entrenaba en grupo durante más de una hora. Claro que eso de hablar y reír era cosa de ellos, porque al principio bastante tenía con aguantar su ritmo de inicio e intentar que mi respiración no denotara lo jodido que iba. Mientras yo iba al límite de mis fuerzas ellos hablaban y hablaban, iban y venían y yo pensando en el momento adecuado para darme la vuelta y marcharme a casa a buscar cuales de los músculos de mi cuerpo no me dolían.
En estos comienzos hubo alguien que me acompañó y que, como yo, sufrió para poder llegar los domingos y lograr aguantar al grupo durante un tiempo prudencial. El es Carlos. Carlos y yo nos dedicábamos a entrenar durante la semana para poder resistir los domingos con el resto de los veteranos. Nos apoyábamos y nos animábamos mutuamente y cuando ya no podíamos más nos dábamos la vuelta y regresábamos. Siendo dos parecía que no podías abandonar hasta que el otro no te diera permiso y recíprocamente el otro pensaba lo mismo, por lo que intentábamos resistir un poco más cada vez. Eso nos hacía fuertes, pero no lo suficiente, al parecer, porque no éramos capaces de soportar un entrenamiento largo, al menos hasta después de un tiempo.
Amador seguía animándonos y no dejaba que nuestra ilusión quedara tan maltrecha como nuestras piernas, confiaba más el en nosotros que nosotros mismos. Yo le agradezco su apoyo y aún hoy siento como tengo en el a alguien a quién puedo pedirle un consejo, con quién salir a entrenar (aún sabiendo que la paliza que me va a dar va a ser de órdago) que actúa de anfitrión en la medias a las que acudo y en la MAPOMA de este año (2011), el me comenta cual es más llana, cual es más dura, donde te tratan bien, en fin, detalles que te ayudan, y de qué manera, a conocer el mundo del atleta veterano. Gracias campeón, un día de estos seré capaz de aguantarte un entrenamiento a tu ritmo, espero, jejejeje.
Fue también Amador quien nos dio a conocer la existencia de la Liga de Cross de Cabrerizos y quien nos animó a participar, en lo que se convirtió para Carlos y para mi, en la primera competición, como atletas veteranos.
Aquello fue para nosotros el descubrimiento de un mundo que, al menos a mi, me apasionó.
Me recordaba la multitud de croses que corrí de joven, con el frío del invierno, el suelo duro de las heladas, la escarcha en el pelo (bueno, eso era antes, porque ahora pelo, lo que se dice pelo, en la cabeza donde menos, que lástima, madre mía)
Much@s somos los que participamos en la Liga de Cross, donde el ambiente es fantástico y cada uno tiene una meta particular, ganar al amiguete o a esa chica que el otro día me dio p´al pelo o a ese que corre más que yo con unas botas de baloncesto o unos tenis, aguantar en este o aquel grupo.
En fin, son 5 croses entre 8 y 10 km que me ha encantado descubrir, donde he conocido a mucha gente y donde me lo paso de miedo. Voy a seguir participando en esta Liga mucho tiempo, si Dios quiere y desde aquí quiero mandar un saludo de agradecimiento al Club de Atletas Veteranos de Salamanca que son los que cada año organizan este acontecimiento y a los que hay que reconocer el esfuerzo que ponen en mejorar cada año esta oferta atlética.
Una cosa que quiero comentaros y de la que me di cuenta pasado bastante tiempo, es algo que me ayudó mucho al principio y que hoy supone para mi algo intrínseco en la práctica del atletismo, se trata de la música.
Desde el primer día que decidí volver a correr, escuchar música mientras lo hago se ha convertido en un elemento más de mi equipación, como las zapatillas, el pantalón o la camiseta. Al principio, imagino, me ayudaba a abstraerme del sufrimiento y se convírtió en un entretenimiento que ayudaba a pasar el tiempo de entrenamiento. Descubrí que, sin mis auriculares, centraba demasiado mi atención en mi respiración y en otras cosas que me causaban un desasosiego que con la música no padezco.
Escucho casi todo tipo de música, pero es fácil comprender que hay ciertos ritmos con los que es difícil acompasar la carrera. Probablemente con Kiss Fm te quedes dormido, incluso corriendo, o con M80. Sin embargo una emisora de rock o de música electrónica te pondrá un punto de excitación que otras no conseguirán.
Vamos, que cada uno tiene sus preferencias y en cuestión de gustos, los colores, así que si te gusta escuchar música mientras corres pues bien y si no pues también.
Yo suelo escuchar Loca fm o Rock & Gol y voy encantado con mis auriculares consumiendo kilómetros, saltando charcos y subiendo cuestas.
En la siguiente entrega Carlos y yo nos propusimos realizar una media maratón y no morir en el intento. ¡Qué grande Charly!
Un rato muy agradable, en el que se charlaba, reía y se entrenaba en grupo durante más de una hora. Claro que eso de hablar y reír era cosa de ellos, porque al principio bastante tenía con aguantar su ritmo de inicio e intentar que mi respiración no denotara lo jodido que iba. Mientras yo iba al límite de mis fuerzas ellos hablaban y hablaban, iban y venían y yo pensando en el momento adecuado para darme la vuelta y marcharme a casa a buscar cuales de los músculos de mi cuerpo no me dolían.
En estos comienzos hubo alguien que me acompañó y que, como yo, sufrió para poder llegar los domingos y lograr aguantar al grupo durante un tiempo prudencial. El es Carlos. Carlos y yo nos dedicábamos a entrenar durante la semana para poder resistir los domingos con el resto de los veteranos. Nos apoyábamos y nos animábamos mutuamente y cuando ya no podíamos más nos dábamos la vuelta y regresábamos. Siendo dos parecía que no podías abandonar hasta que el otro no te diera permiso y recíprocamente el otro pensaba lo mismo, por lo que intentábamos resistir un poco más cada vez. Eso nos hacía fuertes, pero no lo suficiente, al parecer, porque no éramos capaces de soportar un entrenamiento largo, al menos hasta después de un tiempo.
Amador seguía animándonos y no dejaba que nuestra ilusión quedara tan maltrecha como nuestras piernas, confiaba más el en nosotros que nosotros mismos. Yo le agradezco su apoyo y aún hoy siento como tengo en el a alguien a quién puedo pedirle un consejo, con quién salir a entrenar (aún sabiendo que la paliza que me va a dar va a ser de órdago) que actúa de anfitrión en la medias a las que acudo y en la MAPOMA de este año (2011), el me comenta cual es más llana, cual es más dura, donde te tratan bien, en fin, detalles que te ayudan, y de qué manera, a conocer el mundo del atleta veterano. Gracias campeón, un día de estos seré capaz de aguantarte un entrenamiento a tu ritmo, espero, jejejeje.
Fue también Amador quien nos dio a conocer la existencia de la Liga de Cross de Cabrerizos y quien nos animó a participar, en lo que se convirtió para Carlos y para mi, en la primera competición, como atletas veteranos.
Aquello fue para nosotros el descubrimiento de un mundo que, al menos a mi, me apasionó.
Me recordaba la multitud de croses que corrí de joven, con el frío del invierno, el suelo duro de las heladas, la escarcha en el pelo (bueno, eso era antes, porque ahora pelo, lo que se dice pelo, en la cabeza donde menos, que lástima, madre mía)
Much@s somos los que participamos en la Liga de Cross, donde el ambiente es fantástico y cada uno tiene una meta particular, ganar al amiguete o a esa chica que el otro día me dio p´al pelo o a ese que corre más que yo con unas botas de baloncesto o unos tenis, aguantar en este o aquel grupo.
En fin, son 5 croses entre 8 y 10 km que me ha encantado descubrir, donde he conocido a mucha gente y donde me lo paso de miedo. Voy a seguir participando en esta Liga mucho tiempo, si Dios quiere y desde aquí quiero mandar un saludo de agradecimiento al Club de Atletas Veteranos de Salamanca que son los que cada año organizan este acontecimiento y a los que hay que reconocer el esfuerzo que ponen en mejorar cada año esta oferta atlética.
Una cosa que quiero comentaros y de la que me di cuenta pasado bastante tiempo, es algo que me ayudó mucho al principio y que hoy supone para mi algo intrínseco en la práctica del atletismo, se trata de la música.
Desde el primer día que decidí volver a correr, escuchar música mientras lo hago se ha convertido en un elemento más de mi equipación, como las zapatillas, el pantalón o la camiseta. Al principio, imagino, me ayudaba a abstraerme del sufrimiento y se convírtió en un entretenimiento que ayudaba a pasar el tiempo de entrenamiento. Descubrí que, sin mis auriculares, centraba demasiado mi atención en mi respiración y en otras cosas que me causaban un desasosiego que con la música no padezco.
Escucho casi todo tipo de música, pero es fácil comprender que hay ciertos ritmos con los que es difícil acompasar la carrera. Probablemente con Kiss Fm te quedes dormido, incluso corriendo, o con M80. Sin embargo una emisora de rock o de música electrónica te pondrá un punto de excitación que otras no conseguirán.
Vamos, que cada uno tiene sus preferencias y en cuestión de gustos, los colores, así que si te gusta escuchar música mientras corres pues bien y si no pues también.
Yo suelo escuchar Loca fm o Rock & Gol y voy encantado con mis auriculares consumiendo kilómetros, saltando charcos y subiendo cuestas.
En la siguiente entrega Carlos y yo nos propusimos realizar una media maratón y no morir en el intento. ¡Qué grande Charly!
viernes, 22 de abril de 2011
Correr y rascar, todo es empezar
Hola a tod@s, la decisión de crear este blog la tomé a raíz de completar la Maratón de Madrid de abril de 2011.
Tanto tiempo preparándola, tanta búsqueda en internet que me diera pistas sobre lo que es una maratón, experiencias, consejos, algún truco, me llevó a pensar que debía devolver todo aquello que había leído y que pudiera ayudar a quién, como yo, se decidiera algún día a afrontar éste, ya lo adelanto, maravilloso reto.
Me presento, me llamo Miguel, ahora tengo 48 años (soy del 63), soy y vivo en Salamanca y el pasado 17 de abril he corrido mi primera maratón en Madrid (la famosa MAPOMA) en 3 h 28 min 10 seg y ha sido una de las experiencias más maravillosas de mi vida.
La cosa viene de lejos. Yo fui atleta en mi juventud, de los 15 a los 21 años, aproximadamente, fondista, llegué a ser campeón de España cadete en 1.000 m obstáculos y en categorías superiores hacía 1.500 y 3.000 m obstáculos, aunque también hice algún 400 m vallas e incluso hice mis pinitos en la pértiga, en fin en aquellos años íbamos a los campeonatos de España de pista y en invierno de cross.
Debido a circunstancias de la vida abandoné la práctica del atletismo bastante defraudado y olvidé esta etapa de mi vida hasta hace unos 3 o 4 años.
Hasta hace poco vivía en una población pequeña de la provincia de Salamanca, mi vida apacible y tranquila me había hecho alcanzar un peso bastante elevado y comencé a hacer salidas esporádicas a correr con el simple objetivo de recuperar un poco la forma física y bajar algún kilo de mi peso.
Pero el punto de inflexión fue el abandono del tabaco. Había fumado, casi desde que dejé el atletismo, aunque últimamente fumaba mucho menos, incluso, en los últimos años había dejado de fumar durante 3 años y luego volví a retomarlo aunque logrando fumar solo un par de meses en verano e incluso menos, aunque no os lo creáis fumaba durante los 15 días que estaba de vacaciones y en los 15 siguientes iba disminuyendo el consumo hasta dejarlo al cabo de esos 15 días. Ya lo sé, si lo había dejado ¿por qué volví ? Ni yo lo sé.
El caso es que en el año 2007 nos mudamos a la ciudad en septiembre y eso me creó un estrés adicional y ese verano no pude dejar el tabaco hasta el mes de octubre. Este fue el momento en el que el paso fue definitivo, no solo abandoné el tabaco si no que me dediqué a entrenar de forma regular, volví a sentir que mi cuerpo tenía una forma física que me permitía realizar movimientos que hasta hace poco evitaba porque los consideraba imposibles de hacer.
Comencé por correr mis 10 minutitos a trote cochinero, tiempo que fui aumentando muy poquito a poco, 15 la siguiente semana, 18 la siguiente, cada vez llegaba más lejos en el camino por donde entrenaba, pero intentaba no agobiarme y tomarlo con tranquilidad. Al cabo de un mes era capaz de correr durante media hora a un ritmo decoroso, jejeje, decoroso, qué triste estampa debía ser. En fin, ese era el objetivo ir recuperando la forma poco a poco, debía observar si mi cuerpo era capaz de soportar ese esfuerzo después de someterlo a una vida tan poco saludable y tan alejada de la práctica deportiva casi diaria.
Mi objetivo era ir cogiendo forma sin correr el riesgo de sufrir un percance que me obligara a dejarlo y sufrir la decepción de abandonar sin haberme sentido otra vez un atleta, aunque con las limitaciones de la edad.
Bueno, amigos, como comienzo, me doy por satisfecho. Proseguiré contando el proceso hasta llegar a la MAPOMA con todas la experiencias que he vivido desde entonces y trataré de aportar mi granito de arena para todos aquell@s que deseen afrontar un reto similar o simplemente para contaros lo bien que lo paso entrenando, corriendo y pudiéndome atar las zapatillas sin asfixiarme, jejejeje. Hasta pronto.
Tanto tiempo preparándola, tanta búsqueda en internet que me diera pistas sobre lo que es una maratón, experiencias, consejos, algún truco, me llevó a pensar que debía devolver todo aquello que había leído y que pudiera ayudar a quién, como yo, se decidiera algún día a afrontar éste, ya lo adelanto, maravilloso reto.
Me presento, me llamo Miguel, ahora tengo 48 años (soy del 63), soy y vivo en Salamanca y el pasado 17 de abril he corrido mi primera maratón en Madrid (la famosa MAPOMA) en 3 h 28 min 10 seg y ha sido una de las experiencias más maravillosas de mi vida.
La cosa viene de lejos. Yo fui atleta en mi juventud, de los 15 a los 21 años, aproximadamente, fondista, llegué a ser campeón de España cadete en 1.000 m obstáculos y en categorías superiores hacía 1.500 y 3.000 m obstáculos, aunque también hice algún 400 m vallas e incluso hice mis pinitos en la pértiga, en fin en aquellos años íbamos a los campeonatos de España de pista y en invierno de cross.
Debido a circunstancias de la vida abandoné la práctica del atletismo bastante defraudado y olvidé esta etapa de mi vida hasta hace unos 3 o 4 años.
Hasta hace poco vivía en una población pequeña de la provincia de Salamanca, mi vida apacible y tranquila me había hecho alcanzar un peso bastante elevado y comencé a hacer salidas esporádicas a correr con el simple objetivo de recuperar un poco la forma física y bajar algún kilo de mi peso.
Pero el punto de inflexión fue el abandono del tabaco. Había fumado, casi desde que dejé el atletismo, aunque últimamente fumaba mucho menos, incluso, en los últimos años había dejado de fumar durante 3 años y luego volví a retomarlo aunque logrando fumar solo un par de meses en verano e incluso menos, aunque no os lo creáis fumaba durante los 15 días que estaba de vacaciones y en los 15 siguientes iba disminuyendo el consumo hasta dejarlo al cabo de esos 15 días. Ya lo sé, si lo había dejado ¿por qué volví ? Ni yo lo sé.
El caso es que en el año 2007 nos mudamos a la ciudad en septiembre y eso me creó un estrés adicional y ese verano no pude dejar el tabaco hasta el mes de octubre. Este fue el momento en el que el paso fue definitivo, no solo abandoné el tabaco si no que me dediqué a entrenar de forma regular, volví a sentir que mi cuerpo tenía una forma física que me permitía realizar movimientos que hasta hace poco evitaba porque los consideraba imposibles de hacer.
Comencé por correr mis 10 minutitos a trote cochinero, tiempo que fui aumentando muy poquito a poco, 15 la siguiente semana, 18 la siguiente, cada vez llegaba más lejos en el camino por donde entrenaba, pero intentaba no agobiarme y tomarlo con tranquilidad. Al cabo de un mes era capaz de correr durante media hora a un ritmo decoroso, jejeje, decoroso, qué triste estampa debía ser. En fin, ese era el objetivo ir recuperando la forma poco a poco, debía observar si mi cuerpo era capaz de soportar ese esfuerzo después de someterlo a una vida tan poco saludable y tan alejada de la práctica deportiva casi diaria.
Mi objetivo era ir cogiendo forma sin correr el riesgo de sufrir un percance que me obligara a dejarlo y sufrir la decepción de abandonar sin haberme sentido otra vez un atleta, aunque con las limitaciones de la edad.
Bueno, amigos, como comienzo, me doy por satisfecho. Proseguiré contando el proceso hasta llegar a la MAPOMA con todas la experiencias que he vivido desde entonces y trataré de aportar mi granito de arena para todos aquell@s que deseen afrontar un reto similar o simplemente para contaros lo bien que lo paso entrenando, corriendo y pudiéndome atar las zapatillas sin asfixiarme, jejejeje. Hasta pronto.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)