jueves, 28 de abril de 2011

De cómo encontré cómplices y demás.

    Una vez que pude aguantar 3 salidas a la semana, comencé a sentir que podía con más carga de kilómetros y de días. En ello hubo 2 personas que aportaron mucho, una de ellas fue mi amigo Amador, el fue quién, sabiendo de mi pasado atlético, me animaba a que subiera los domingos a la rotonda del Paseo del Rollo a las 10 h para entrenar con un grupo de atletas veteranos. Amador, con toda su buena voluntad, me lo intentaba pintar lo mejor posible, pero aún estaba muy verde. Era un grupo hecho tiempo atrás, donde hay gente que lleva ya mucho tiempo entrenando y acostumbrados a correr medias maratones y maratones en diversos lugares, no solo de la geografía española.
     Un rato muy agradable, en el que se charlaba, reía y se entrenaba en grupo durante más de una hora. Claro que eso de hablar y reír era cosa de ellos, porque al principio bastante tenía con aguantar su ritmo de inicio e intentar que mi respiración no denotara lo jodido que iba. Mientras yo iba al límite de mis fuerzas ellos hablaban y hablaban, iban y venían y yo pensando en el momento adecuado para darme la vuelta y marcharme a casa a buscar cuales de los músculos de mi cuerpo no me dolían.
     En estos comienzos hubo alguien que me acompañó y que, como yo, sufrió para poder llegar los domingos y lograr aguantar al grupo durante un tiempo prudencial. El es Carlos. Carlos y yo nos dedicábamos a entrenar durante la semana para poder resistir los domingos con el resto de los veteranos. Nos apoyábamos y nos animábamos mutuamente y cuando ya no podíamos más nos dábamos la vuelta y regresábamos. Siendo dos parecía que no podías abandonar hasta que el otro no te diera permiso y recíprocamente el otro pensaba lo mismo, por lo que intentábamos resistir un poco más cada vez. Eso nos hacía fuertes, pero no lo suficiente, al parecer, porque no éramos capaces de soportar un entrenamiento largo, al menos hasta después de un tiempo.
     Amador seguía animándonos y no dejaba que nuestra ilusión quedara tan maltrecha como nuestras piernas, confiaba más el en nosotros que nosotros mismos. Yo le agradezco su apoyo y aún hoy siento como tengo en el a alguien a quién puedo pedirle un consejo, con quién salir a entrenar (aún sabiendo que la paliza que me va a dar va a ser de órdago) que actúa de anfitrión en la medias a las que acudo y en la MAPOMA de este año (2011), el me comenta cual es más llana, cual es más dura, donde te tratan bien, en fin, detalles que te ayudan, y de qué manera, a conocer el mundo del atleta veterano. Gracias campeón, un día de estos seré capaz de aguantarte un entrenamiento a tu ritmo, espero, jejejeje.
     Fue también Amador quien nos dio a conocer la existencia de la Liga de Cross de Cabrerizos y quien nos animó a participar, en lo que se convirtió para Carlos y para mi, en la primera competición, como atletas veteranos.
     Aquello fue para nosotros el descubrimiento de un mundo que, al menos a mi, me apasionó.
     Me recordaba la multitud de croses que corrí de joven, con el frío del invierno, el suelo duro de las heladas, la escarcha en el pelo (bueno, eso era antes, porque ahora pelo, lo que se dice pelo, en la cabeza donde menos, que lástima, madre mía)
      Much@s somos los que participamos en la Liga de Cross, donde el ambiente es fantástico y cada uno tiene una meta particular, ganar al amiguete o a esa chica que el otro día me dio p´al pelo o a ese que corre más que yo con unas botas de baloncesto o unos tenis, aguantar en este o aquel grupo.
     En fin, son 5 croses entre 8 y 10 km que me ha encantado descubrir, donde he conocido a mucha gente y donde me lo paso de miedo. Voy a seguir participando en esta Liga mucho tiempo, si Dios quiere y desde aquí quiero mandar un saludo de agradecimiento al Club de Atletas Veteranos de Salamanca que son los que cada año organizan este acontecimiento y a los que hay que reconocer el esfuerzo que ponen en mejorar cada año esta oferta atlética.
    
     Una cosa que quiero comentaros y de la que me di cuenta pasado bastante tiempo, es algo que me ayudó mucho al principio y que hoy supone para mi algo intrínseco en la práctica del atletismo, se trata de la música.
     Desde el primer día que decidí volver a correr, escuchar música mientras lo hago se ha convertido en un elemento más de mi equipación, como las zapatillas, el pantalón o la camiseta. Al principio, imagino, me ayudaba a abstraerme del sufrimiento y se convírtió en un entretenimiento que ayudaba a pasar el tiempo de entrenamiento. Descubrí  que, sin mis auriculares, centraba demasiado mi atención en mi respiración y en otras cosas que me causaban un desasosiego que con la música no padezco.
     Escucho casi todo tipo de música, pero es fácil comprender que hay ciertos ritmos con los que es difícil acompasar la carrera. Probablemente con Kiss Fm te quedes dormido, incluso corriendo, o con M80. Sin embargo una emisora de rock o de música electrónica te pondrá un punto de excitación que otras no conseguirán.
     Vamos, que cada uno tiene sus preferencias y en cuestión de gustos, los colores, así que si te gusta escuchar música mientras corres pues bien y si no pues también.
     Yo suelo escuchar Loca fm o Rock & Gol y voy encantado con mis auriculares consumiendo kilómetros, saltando charcos y subiendo cuestas.

     En la siguiente entrega Carlos y yo nos propusimos realizar una media maratón y no morir en el intento. ¡Qué grande Charly!
    

No hay comentarios:

Publicar un comentario